domingo, 23 de agosto de 2015

El fantástico Ronald Richter


Ilustración: Eugenio Carozzo

Un gran refugio en la montaña y un edificio en una isla. Los dos fueron construidos entre fines de los ’40 y principios de los ’50, y los dos quedaron abandonados y hoy son sólo ruinas, sueños faraónicos inconclusos.

Están separados por casi 1.000 kilómetros y unidos por una historia que reúne a científicos austríaco-alemanes llegados al país después de la Segunda Guerra Mundial y al ex presidente Juan Domingo Perón.

El refugio es el Eva Perón, ubicado sobre una de las laderas del cerro Laguna, a 4.500 metros sobre el nivel del mar, en zona de la laguna del Diamante. El objetivo era que allí se instalara el primer observatorio de rayos cósmicos. Hoy es apenas despojos.

Energía a domicilio

Pero más extraño y curioso fue el proyecto Huemul. Ronald Richter, un científico austríaco, convenció al gobierno argentino de construir un gran complejo en la isla Huemul, ubicada cerca de la costa sur del lago Nahuel Huapi, con la intención de experimentar en energía nuclear.

Tanto se entusiasmó Perón que llegó a anunciar que el proyecto de Richter permitiría en poco tiempo entregar energía “a domicilio” envasada en botellas de vidrio de un litro. Allí también sólo quedan ruinas.

Pero el fracaso de estas dos iniciativas fue relativo, si se tienen en cuenta que luego se desarrolló el observatorio Pierre Auger, en Malargüe, y el Centro Atómico y el Instituto Balseiro, en Bariloche, a escasos tres kilómetros de la bendita isla.

El refugio Eva Perón es una construcción hecha de piedra y cemento, típica de aquellos años. Andrés, un experimentado montañista y apasionado buscador de objetos y lugares extraños perdidos en la cordillera, lo cuenta así: “Descubrí ese lugar hace unos 20 años, cuando todavía estaba en buenas condiciones. Originalmente fue construido como centro de atracción e investigación de rayos cósmicos, pero nunca llegó a funcionar como tal. El dato me lo había dado un capitán retirado del Ejército, Atilio Ramazi. Hice varias salidas en la zona, que está surcada por caminos y parapetos que fueron construidos en el año ’78, cuando se temía un conflicto bélico con Chile por el canal de Beagle. Finalmente en una de estas salidas, después de rodear el volcán Maipo, pude divisarlo y llegar hasta el refugio. En los ’70, ya descartado el proyecto original, fue donado a la UNCuyo para observatorio meteorológico y después quedó abandonado. Hoy está totalmente desmantelado ya que después mucha gente fue a conocerlo y todos quisieron traerse algún recuerdo de ese lugar”.

El vendedor de humo

El caso de la isla Huemul es más curioso todavía y el propulsor del proyecto Huemul, Ronald Richter es un personaje más extraño aún. Algunos lo mencionan como un científico austríaco ligado con el nazismo. La gran mayoría de los que todavía recuerdan su historia lo califican como un verdadero “vendehumo”.

Richter nació el 11 de octubre de 1909 en Falkenau an der Eger, Austria, aunque algunas fuentes lo califican directamente como alemán.

Este curioso personaje había asistido a la Universidad Alemana de Praga, pero no hay constancia de que se haya recibido con ningún título. Pese a esto durante sus estudios había presentado una tesis en la que aseguraba que se podían detectar y capturar “rayos delta” emitidos desde el centro de la Tierra.

Kurt Sitte, quien por esos años era asistente en el Departamento de Física Experimental de esa Universidad, escribió tiempo después sobre Richter: “Intentó interesarnos en un proyecto fantástico. Había leído sobre el descubrimiento de una misteriosa radiación terrestre que causaba una inmensa variedad de fabulosos efectos. Él quería investigar este fenómeno, estaba muy excitado con la idea y fue muy difícil convencerlo de que todas las evidencias sobre ese fenómeno eran espurias”.

Tras la derrota del Tercer Reich en 1945, Richter hizo contactos con el gobierno argentino y tentó a sus interlocutores con sus proyectos. Así ingresó al país con el nombre falso de Pedro Matthies.

Su primer contacto en la Argentina, según algunos historiadores, fue el industrial Augusto Siebrecht, un ex espía nazi. Pero la confianza que le dispensó el presidente Perón fue gracias a la recomendación de Kurt Tank, uno de los ingenieros aeronáuticos alemanes más destacados de la historia, que ya trabajaba en Córdoba en la Fábrica Militar de Aviones (FMA).

Richter se instaló en la provincia mediterránea y le propuso a Tank estudiar la manera de propulsar aviones con energía nuclear. El ingeniero hizo los contactos y el delirante austríaco se entrevistó con el presidente Perón , pero no le propuso la idea que le había comentado a Tank, sino la producción de energía por medio de reacción controlada de fusión nuclear.

Richter convenció a Perón y en 1949 se comenzaron a construir en la isla Huemul los laboratorios donde supuestamente se trabajaría este proyecto. Apenas dos años después el fantástico austríaco le anunció al presidente que sus estudios habían sido exitosos y el gobierno anunció formalmente: “El 16 de febrero de 1951 se llevaron a cabo reacciones termonucleares controladas”. Y se condecoró a Richter con la Medalla Peronista. Incluso, el mismo Perón anunció en esos días que la energía de fusión nuclear podría ser distribuida en breve a domicilio en recipientes similares a las botellas de leche.

Pero Richter no tuvo en cuenta que desde 1950 ya estaba funcionando la Comisión Nacional de Energía Atómica y que allí sí había científicos de experiencia. Si bien uno de los objetivos de la CNEA era apoyar el proyecto Huemul, se comenzó a analizar la real capacidad de Richter y sus supuestos estudios.

Del engaño al olvido

En setiembre de 1952 las instalaciones de Isla fueron inspeccionadas. El físico cordobés José Antonio Balseiro fue traído desde Manchester para encabezar la comisión que, finalmente, descubrió que el proyecto en el que se había invertido cerca de 300 millones de dólares era un total engaño.

Ronald Richter fue olvidado y murió en la ciudad de Viedma en 1991. Las enormes construcciones abandonadas de la isla todavía se ven desde la costa del Nahuel Huapi.

1 comentario:

  1. Tal cual lo pinta. desde el punto de vista hay dos versiones. La gorila y la revisionista. Una sostiene que Perón lo sabía y que en el fondo, Richter estaba cumpliendo otra función con la anuencia del General (ingresar naziz. Algunos extremistas hasta dicen que preparaba la campaña de refugio de Hitler) Y la otra (más cierta) que el General fue engañado. En donde coinciden ambas es en el que le dijo a Perón que este "coso" era un "vendehumo" fue Ramón Enrique Gaviola. Un científico rivadaviense, que está considerado uno de los grandes astrofísicos de la historia universal, y quien había compartió el proyecto con Richter.
    Gaviola fue amigo y discípulo de Einstein, uno de los inventores del laser, la NASA denominó "GAVIOLA" a un asteroide que este descubriera, fue uno de los impulsores del hoy Balseiro, fundador de la CNEA y del Observatorio Astronómico de Córdoba, entre otras cosas. El "negro" Gaviola, lo denominaban en Mendoza. Después fue Gaviola el del Asteroide. Nadie es profeta en su tierra. Será por eso que pasó sus últimos días sólo. Murió con una jubilación de docente, Y vendiendo huevos y mermeladas en la estanciera de siempre.

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