martes, 25 de agosto de 2015

La soledad del espantapájaros



Cuando me preguntan cómo era Franz, me cuesta responder. No hay forma de definirlo rápido y con certeza.

¿Era peronista, radical o gorila? ¿Qué pensaba del país, de la política, del socialismo, del nazismo, de Estados Unidos, de Cuba…? ¿Qué pensaba, eh?

Entonces, se me ocurre decir que era anarquista. Pero que era tan anarquista que no se podía encuadrar dentro del anarquismo. Que, mejor, era un ermitaño. Mejor todavía, era un hombre solo.

Pero Franz, era un hombre solo de esos que no eligieron serlo, sino que la soledad los eligió a ellos.

En esencia, Franz fue un tipo que siempre estuvo fuera de lugar.

A pesar de tener padres germanos, nunca cuajó bien entre la colectividad alemana ni se sintió cómodo. Era demasiado morocho, demasiado tosco, demasiado crítico y tenía demasiado poco poder económico. Ninguno, para ser más exacto.

A pesar de haber nacido en Buenos Aires, fue demasiado del interior para sentirse cómodo allí. Y en el interior se le notaba que era bonaerense.

En el pueblo, siempre se le notó que era extranjero por su forma enrevesada de hablar y su altura de dos metros. Pero para l ciudad, era demasiado montañés.

En definitiva, nunca lo vi cómodo en ninguna parte.

Y, en soledad, se lo notaba melancólico. Detestaba la soledad.

Acumulaba en una caja de zapatos, un montón de fotos viejas. Las mostraba, para asegurar que había sido feliz alguna vez. Pero creo que no era así. Eran solo fotos, instantes en donde fingía para el lente.

“Acá estoy en una fiesta de disfraces, que se hizo en el 55, con gente que trabajaba en el Cerro Otto, para Mertig, o era amiga de él. Me disfracé de espantapájaros, porque fue el disfraz que pude armar con lo que tenía a mano. Me gané una botella de champagne, esa noche”, recordaba.



Las fotos están todavía ahí, mostrando la escena. Y delatan algo. Los que rodean a Franz, lo ven como una rareza. Como un personaje pintoresco, extraño, curioso, de esos con los que vale posar para recordar el momento. Pero nada más.

Creo que Franz era eso. Un hombre solo.

Creo que heredé algo de eso de mi padre.



No hay comentarios:

Publicar un comentario