jueves, 20 de agosto de 2015

Hay luz en la ventana




“Ahí adentro, deben ser felices”. Desde afuera, a la distancia, todo se ve ideal.

Desde la oscuridad del camino, la luz que se escapa por una ventana es la sensación más intensa de hogar que conozco. La que más me conmueve. Siempre fue así. Desde que era niño.

La imagen más emocionante que tengo guardada es así. Nocturna y con luces, a lo lejos. La de un viaje de regreso a mi pueblo, cuando termina la última cuesta y, de pronto, aparece la ciudad a lo lejos, iluminada y esas luces que multiplican reflejadas en el lago.

No hay una sensación más profunda de hogar, de pertenencia, de regreso.

Las luces lejanas de los pueblos, vistas desde la ruta, siempre me han producido eso. “Quiero estar ahí, cenando con alguien”. No hay mejor lugar que ese.

Recuerdo, siendo muy chico, estar volviendo en tren a casa con mi tía. Tomarnos el tren en Retiro, hacia San Fernando. Recuerdo mirar por la ventanilla las luces de los departamentos. “Allí hay alguien que está feliz”, pensaba.

Sigo sintiendo eso. Me gusta mirar hacia las ventanas iluminadas.

A veces, de vez en cuanto, creo sentir que una de esas es la mía. Y pienso que, si es así, no cerraré la cortina esa noche. Puede haber alguien mirando desde lejos.



Texto: Enrique Pfaab
Fotos: Municipalidad de San Carlos de Bariloche

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