En
medio de la cena, corrió la silla, se paró y me dio un abrazo larguísimo, como
de tres minutos. Después me dio cinco besos en la mejilla, contándolos. Después
dijo: “Te extrañé y quería recuperar el tiempo perdido”. Me lo dijo así, con su
vocecita de 7 años. Yo pensé: “¡No tengo que olvidar este momento, no tengo que
olvida este momento, no tengo que olvidar este momento!”. En unos años, cuando
llegue a la pre adolescencia, descubrirá mis defectos, sentirá vergüenza de mí,
me retrucará todo lo que le diga. Después, cuando ya sea más grande, entrará en
equilibrio. No seré perfecto, pero tampoco un desastre y encontraremos un
territorio en donde abrazarnos con cariño, sin que ella olvide que soy apenas
su padre. Esto me pasó hoy, hace un rato, y no quiero olvidarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario